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Perspectiva de la juventud: A 1.5 grados de un paisaje post-apocalíptico

A 1.5 grados de un paisaje post-apocalíptico:

Vicente Vásquez, practicante del Proyecto Ecológico Azuero, comparte unas palabras sobre el futuro de Azuero Solemos valorar todo lo que podemos usando números, cuantificando lo que necesitamos y nos causa placer; contabilizamos las cantidades de bosques, de agua y de animales para mostrar estadísticas de cómo se deteriora nuestro hábitat y crear conciencia de lo peligroso que se vuelve continuar con nuestro estilo de vida actual.  1.5 no pareciese ser un número muy exorbitante y por lo tanto,  carente de importancia para muchos;  parece paranoico pensar que nuestro estilo de vida  se pudiese ver afectado por un incremento en la temperatura, numéricamente  pequeño, pero  la naturaleza no conoce de números, solo conoce de umbrales donde el equilibrio se mantiene, y otros, donde el sistema colapsa. Los ecosistemas encuentran formas de mitigar el desequilibrio inducido por las actividades humanas,  pero hace mucho tiempo rebasamos esa capacidad y a partir de ese momento, la temperatura, comenzó a elevarse gradualmente. Podemos manejar las consecuencias mediante adaptación, pero solo sería aplazar lo inevitable. Panamá es un país con emisiones de dióxido de carbono, relativamente bajas. Por un momento podemos llegar a sentirnos libres de culpa, podemos culpar a otras naciones por los efectos del cambio climático, pero estamos omitiendo el hecho de que toda nuestra economía está basada en el carbono. Cada producto, alimento y servicio que adquirimos genera emisiones de dióxido de carbono y no se detiene ahí, sino que continúa con los desechos sólidos que se acumulan día tras día. Vivo en Panamá,  provincia de Herrera,  somos parte del arco seco, un área que cada año es afectada por el fenómeno del niño.  Muchos ancianos comentan cómo en su juventud esta región  era un lugar menos caluroso; actualmente las estimaciones para la región dicen que para el 2050 las precipitaciones bajarán del 23% al 1.5% y un aumento en la temperatura que estaría llegando a 2 grados o más. Cada verano vemos que nuestras quebradas quedan completamente secas y nuestro principal río baja de nivel hasta que la concentración de suciedad y desechos se vuelve más que evidente. Hace años que la lluvia no llega a tiempo y en la cantidad necesaria para aliviar el calor y la evaporación de los ríos, sumando a esto,  nuestros bosques han sido remplazados por áreas de cultivo y de ganadería extensiva. Es este el escenario que planteo para mi país, si la temperatura media llegase a aumentar  1.5 grados no solo nos encontraremos con bajas precipitaciones y altas temperaturas, encontraremos a sus causantes intentando adaptarse a las condiciones adversas. Los efectos de las escasas precipitaciones comenzarían por afectar nuestra dieta basada en granos como el arroz y el maíz,  las cosechas se volverán cada vez menos rentables y para seguir supliendo la demanda de una población  que sigue creciendo vertiginosamente, tendremos que emplear cultivos genéticamente modificados para enfrentar el calor y la ausencia de agua, tendremos que emplear cada vez más hectáreas de cultivo y de cría de animales, que  es la otra parte de nuestra dieta; carnes bovinas, porcinas y avícolas,  animales  que se verán afectados por las sequías  y el calor; la producción de carne con un modelo extensivo como el actual se volverá mucho más costosa, pues  habrá que invertir muchos recursos escasos como el agua y hectáreas de pasto para poder seguir obteniendo carne. Todo esto  solo hará que el precio de los alimentos suba, que tengamos que importar más y que se tengan que destruir más bosques, quedando así sin defensa alguna para enfrentar el aumento de 1.5 grados. Sin árboles que protejan las cuencas hidrográficas el agua simplemente se irá en vapor. La biodiversidad sufrirá un duro golpe, los animales silvestres a diferencia de nosotros no tienen la capacidad de adaptarse al cambio de temperatura en un periodo tan corto, su población se verá drásticamente reducida por la escases de agua, hábitats y alimentos.  Anteriormente, ya hemos llevado al borde de la extinción a varias especies de la región de Azuero, la caza indiscriminada y la destrucción de sus hábitats han sido suficientes, la pregunta es: ¿cuánto más podrán soportar los animales silvestres de Panamá? La falta de agua en los ríos reducirá la producción de energía hidroeléctrica, por ende, los precios de la energía fluctuará ascendentemente; además, hay que considerar los efectos negativos que sufrirá  el canal de Panamá; que dependiendo del nivel de sus embalses puede suplir la demanda del comercio marítimo, siendo la punta de lanza de un país dedicado a los servicios , su mal funcionamiento traerá recesión , lo que impedirá una inversión pública saludable y dificultará la  posibilidad de adaptarnos al aumento de la temperatura. La economía se volverá inestable porque tendremos que aumentar nuestra deuda nacional para lograr adaptarnos y sobrevivir. Con un país sin agua, con escases de alimentos, bosques deforestados, baja biodiversidad y una economía inestable, los problemas sociales serán inevitables, saldrá a relucir nuestro primitivo sentido de supervivencia y sin cooperación el sistema simplemente colapsará.

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